viernes, 22 de agosto de 2014

10.- Modas de Mierda



Hola. Soy vuestra anfitriona Felicitas del Pilar y Oliden.

Yo odio dar detalles de mi vida personal a cualquiera, pero resulta que para poder meternos de lleno en la reflexión de hoy, tengo que contarles en qué anduve todos éstos días.

A mí me gusta mucho bailar tango. No sean hijos de puta y paren de reirse.

Como decía: a mí me gusta mucho bailar tango, y hace unos días conocí un pibe que estaba que se partía solo. Así que lo encaré, pegamos onda y empezamos una relación.


Recién el fin de semana pasado me invitó a conocer su departamento porque estaba recién mudado y no quería que lo viera hecho un quilombo. Cuando llegué, encontré un lugar super ordenado y tan bien decorado que hubiera jurado que pibe era gay. Pero no....Je je je.

La cosa es que después de comer con errores de tipeo, como era de tardecita, me pidió que lo acompañara al Easy a comprar cables para poder instalar los parlantes del home teather de manera estratégica. Mientras él se cambiaba, fui al baño y adentro de un canasto lleno de zapatos lo ví: era un par de zapatillas tipo pezuña de camello de color verdecito claro.

¿Qué clase de hijo de puta puede engendrar semejante cosa?. ¿Qué te hace pensar que vas a ser más feliz usando esa cagada?. Son feas, feas feas feee eee a aasss!. Y seguramente muy incómodas. Si cuando lo conocí, el flaco hubiera tenido puestas esas zapatillas, les juro que no lo tocaba ni con una cañita voladora.

De todos modos, me dije:

"- Vamos, no seas cabrona y aprende un poco sobre tolerancia!".

Salí del baño y él estaba, llave en mano, esperándome para salir. Nos fuimos tan a los pedos que recién me di cuenta, entrando al Easy, que el muy hijo de puta llevaba en sus pies esos suecos agujereados del horror.

A la mierda mi tolerancia. No supe si escupirlo, cagarlo bien a piñas o vaciarle un tarro de pintura de oferta en la cabeza, que nos ofrecía una promotora. Mientras él caminaba feliz por los pasillos del Easy, a mí me consumía la vergüenza y la furia: no sólo hay padres hijos de un vagón repleto de políticos hijos de puta que le compran esos suecos horrendos a sus hijos, sino que también he visto por la Internet que hay una versión  “de invierno”.
Esos suecos son una pesadilla al buen gusto, están agujereados, por lo que no te protegen los pies si pisas una baldosa floja, son de goma por lo que seguramente dan un olor a pata letal… ¿Por qué todavía se ven por todos lados?.

Mientras reflexionaba sobre todo eso, aproveché que él estaba entusiasmado eligiendo tulipas para su lámpara de pie y salí corriendo del Easy.
Todavía me debe estar buscando.

Moraleja: no sigan esas modas de mierda, porque cuando se quieran acordar van a estar más solos que Tom Cruise.

Buenas noches y puñeteros sueños. Si todavía tienen ganas de ver el video de éste y otros relatos, hagan click acá, giles.